31.1.12

Felis silvestris catus



   Los animales fueron imperfectos, 
  largos de cola, tristes de cabeza.

    Poco a poco se fueron componiendo, 
                                haciéndose paisaje, adquiriendo lunares, gracia, vuelo. 
                         El gato,sólo el gato apareció completo y orgulloso:
nació completamente terminado, 
camina solo y sabe lo que quiere.





    El hombre quiere ser pescado y pájaro, 

la serpiente quisiera tener alas, 
el perro es un león desorientado, 
el ingeniero quiere ser poeta, 
la mosca estudia para golondrina, 
el poeta trata de imitar la mosca, 
pero el gato
quiere ser sólo gato 
y todo gato es gato 
desde bigote a cola, 
desde presentimiento a rata viva, 
desde la noche hasta sus ojos de oro.




Oh fiera independiente de la casa,
arrogante vestigio de la noche, 

perezoso, gimnástico y ajeno, 
profundísimo gato, 
  policía secreta de las habitaciones, 
        insignia de un desaparecido terciopelo, 
             seguramente no hay enigma en tu manera, 
tal vez no eres misterio, 
   todo el mundo te sabe y perteneces 
al habitante menos misterioso, 
tal vez todos lo creen, 
todos se creen dueños, 
        propietarios, tíos de gatos, compañeros, 
       colegas, discípulos o amigos de su gato.




    

    Yo no.

Yo no suscribo.
Yo no conozco al gato.
  Todo lo sé, la vida y su archipiélago, 
             el mar y la ciudad incalculable, la botánica, 
el gineceo con sus extravíos, 
 el por y el menos de la matemática, 
los embudos volcánicos del mundo, 
la cáscara irreal del cocodrilo, 
la bondad ignorada del bombero, 
el atavismo azul del sacerdote, 
pero no puedo descifrar un gato. 
 Mi razón resbaló en su indiferencia,
sus ojos tienen números de oro.


    Oda al gato, Pablo Neruda







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